Las cigüeñas, aves de cuerpo esbelto, con picos y patas alargadas de color rojo intenso y con plumaje de color blanco, a excepción de los extremos de las alas y la cola, que son negras. Porque la mayor parte de su plumaje es blanco, se le da el nombre de "cigüeñas blancas".
Estas esbeltas y hermosas aves viven desde tiempos inmemoriales en las espadañas del convento, hoy hospedería, y en la ermita de San Juan, que está a las afueras del pueblo.
El convento está en el centro del pueblo y en lo alto de la espadaña, como vigía oteando todo lo que hay a su alrededor, anidan una pareja de estas bellas aves cuidando no sólo de su enorme nido sino de todo el pueblo.
"Están haciendo gazpacho" es lo que siempre hemos oído a nuestros padres y abuelos cuando, al atardecer, empiezan a crotear con sus enormes picos, es un sonido agradable que nos gusta oír. Bajar por la calle Santa María y, al mirar al fondo, se divisa entre la cal blanca de las paredes la espadaña del convento decorada con un gran nido y en él una pareja de cigüeñas anidando. Es toda una gozada para los parreños bajar por esta calle y observar el maravilloso cuadro.
Crían tradicionalmente en el mismo nido, generación tras generación y las parejas suelen ser estables. Se suelen agrupar en colonias o nidos aislados como ocurre en nuestro pueblo. Las parejas aisladas suelen ser más fieles. Normalmente el primero en llegar al nido es el macho, que se sitúa en él y lo defiende de los intrusos crotoreando e intimidando con pequeños vuelos en torno a éste. Atraen a las hembras con esta actitud y si llega una distinta de la habitual y es aceptada por el macho, se instala y desplaza a la otra hembra.
El nido lo suelen hacer de ramas y pasto, lo retocan cada año, por eso es enormemente grande y es construido por ambos sexos.
Es un nido de amor, porque es en marzo cuando suelen salir los polluelos que han sido incubados por ambos adultos durante 34 días. Estos polluelos permanecen en el nido sesenta días, después de los cuales inician sus primeros vuelos, se independizan de sus padres y se integran en grandes bandos.
Las cigüeñas como aves migratorias estaban la mayor parte del año sin aparecer, se iban a Marruecos buscando las plagas de langostas que son su alimento preferido, aunque también lo son los ratones. Aquí entre nosotros estaban de noviembre a julio, aunque esta tendencia está cambiando y suelen estar ya casi todo el año.
Por los parajes parreños hay refranes que dicen:
"Por San Blas la cigüeña verás y si no la vieres año de nieves" o también: "Por San Blas la cigüeña verás y si no la ves mal año es".
Cuando somos pequeños y nuestras madres nos llevan a ver las cigüeñas nos enseñan canciones que no se nos olvidan nunca:
"Cigüeña, cigüeña,
pata de leña,
caza ratones,
tú te los fríes
y tú te los comes"
O también:
"Cigüeña, cigüeña,
tu casita se te quema,
tus hijitos se te van,
mándale una carta
que mañana volverán".
Las cigüeñas de la espadaña del convento están familiarizadas con los habitantes de nuestro pueblo y no se asustan de todos los truenos.
Son aves pacíficas que viven tranquilamente en el nido que tienen por casa, alegrando la vista y el oído de todos los parreños y visitantes que pasan cerca de donde ellas anidan.
Nota: Desde el año pasado otra nueva pareja ha anidado en el campanario de la iglesia parroquial.
Ha sido una alegría para nosotros, aunque todavía no estamos familiarizados con la nueva pareja.
Escrito por: Dña. Tasita Santos Santos
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