En nuestro pueblo no hay comidas tÃpicas de estas fechas pero sà unos dulces caracterÃsticos de la época. Son los prestiños y las roscas del candil que las manos laboriosas de las amas de casa se esmeran en fabricar minuciosamente y con la mayor delicadeza. La presencia de estos manjares, se detecta por el olor intenso a clavo que inunda las calles y que nos anuncia, también, que la Semana Santa está cerca.
Los parreños hombres y mujeres de fe firme vivimos intensamente esta semana mayor participando en todos los actos que se programan.
Una de las procesiones más significativas es el VÃa Crucis que se hace el Viernes Santo por las calles del pueblo con la imagen de nuestro querido Cristo de las Misericordias, aunque la más espectacular por la afluencia de personas que asisten y la más vivida es el Entierro de Cristo, donde solamente los varones procesionan con gran solemnidad. Ningún parreño, por pequeño que sea, se queda en casa o se limita a verla pasar, a no ser que esté impedido. Las esquinas, los balcones y las plazas se abarrotan de mujeres para contemplar y admirar el recogimiento de este acto.